martes, 13 de abril de 2010

Enamorada del Aljarafe

Una mexicana enamorada del Aljarafe.


Nací en la ciudad de México y soy una mujer con una gran capacidad de adaptación y respuesta a los desafíos que la vida me ha impuesto. Con frecuencia he tenido que enfrentar situaciones en las que habiendo consolidado una situación estable en un país, me he visto en la necesidad de emigrar a otro para empezar de nuevo desde cero. España representa en este momento mi quinto país de residencia.

Realice mis estudios Universitarios por las tardes, mientras trabajaba por las mañanas. Nací en una familia de muy pocos recursos económicos, pero rica en principios y tradiciones. Ejercí mi carrera de periodista durante 13 años, donde pasé de la prensa escrita a la radio y finalmente a la televisión. Desde el inicio de mis estudios universitarios hasta el momento en que emigré a Canadá con mi esposo e hijas, en busca de mejores oportunidades, mi profesión ha sido siempre como un tercer ojo. Veo la vida como un gran reportaje.


Una vez en Canadá, donde vivimos por siete años entre Ottawa, Québec y Montreal tuve que adaptarme a las circunstancias en espera de que mi esposo realizara sus estudios de Doctorado. Empecé por aprender francés, en la mejor universidad: la vida y con los mejores profesores: los niños. Así cuidando niños, ayudaba a la precaria economía familiar de aquel entonces. La emigración es muy difícil. Cuando la oportunidad salió la aproveché y me recicle, por decirlo así, en un área nueva. Mi esposo me inició como técnica de laboratorio de Biología y después tomé un curso. Había que sacar una familia adelante y eso hicimos. El mundo científico es muy internacional y esto pronto nos llevó a otros países como Panamá, Alemania, Suiza, Malawi, e Inglaterra, donde vivimos por diez años.

No obstante, el deseo de mejorar nuestra calidad de vida nos hizo dejar esa situación estable en Inglaterra donde mi esposo era profesor titular y yo investigadora asociada para venir a Sevilla. ¿Quizás se preguntarán el por qué renunciamos a tal situación? Existe una razón de índole personal y cultural que me gustaría exponer. No obstante que a lo largo de 16 años logramos adaptarnos tanto a la vida canadiense como a la inglesa, la verdad es que siempre nos sentimos exiliados culturalmente y con un fuerte deseo de volver a una sociedad más similar a la que nos vio nacer.

Durante nuestra estancia en el Reino Unido solíamos escaparnos, sí, literalmente escapábamos a España para lograr tener un poco de contacto humano, sol y las delicias culinarias de la Península. Así conocimos las diferentes regiones de la madre Patria, incluyendo las Islas Canarias. La Gloria llegó un día cuando mi esposo fue invitado a trabajar en la Estación Biológica de Doñana y llegó el momento de decidir otro cambio.

Las condiciones laborales eran inciertas, los salarios más bajos, pero había algo muy fuerte que nos atraía. Nosotros ya conocíamos Sevilla y eso ya nos entusiasmaba mucho. Pero cuando vinimos a la entrevista de presentación el Director de la Estación nos invitó a su casa y con ello nos presentó, muy brevemente El Aljarafe. Eso ya fue una maravilla. Ese mismo fin de semana la decisión fue tomada ante un atardecer, de esos cromáticos y espectaculares que se pueden ver casi todos los días del año en esta región llena de magia.

La bienvenida que nos ha dado la gente de los pueblos de esta región ha conquistado nuestros corazones. “Los mexicanos” nos dicen al pasar y nos han llenado de besos, de bendiciones, de invitaciones. Han sido nuestra guía espiritual. La mismita Sevilla nos ha dado la bienvenida a su feria cuando vamos vestidos con nuestros atuendos Nacionales.

La provinciana belleza de los Pueblos del Aljarafe, la alegría, franqueza, amor y gracia con que acogen al Iberoamericano. Sus Ferias, sus Semanas Santas, sus Romerías. Su unidad familiar, su solidaridad, su entrega, es que se está como en casa. En una casa blanca y limpia donde las plantas del patio te cobijan mientras los anfitriones te invitan a su mesa para compartir su queso, su jamón, su pan y su vino.

Que también hable de lo que no me gusta del Aljarafe, bueno pues eso sí que lo voy a dejar para otra ocasión. Ahora mismo sólo vienen a mi mente las imágenes de un pueblo hermano que conserva su frescura, con todo lo que ello conlleva y la modernidad deshidrata. Algo por mejorar sí. Un deseo: Que esos gentiles Aljarafeños que son tan amables cuando son peatones, no se transformen cuando toman el volante, que conserven la paz de su paso y la generosidad de su trato.

Lo dicho, soy una mexicana, enamorada del Aljarafe.

Inés Villasana

3 comentarios:

  1. Ines todo eso con todo lo bueno y lo menos bueno te ha llevado a ser quien eres hoy, una mujer inteligente, encantadora, cariñosa,todo lo que diga se queda pequeño junto a ti. Esas experiencias esa riqueza de culturas que has conocido te ha dado esa tolerancia,ese ser paciente y amigable que eres.
    Para mi la tierra no está dividida a veces somos nosotros quienes nos aislamos y nos hacemos extranjero, o sentimos extranjero.

    Besos y amor
    je

    ResponderEliminar
  2. quise decir "nos sentimos extranjeros". Pienso que el mundo es un gran escenario donde hemos saltado para actuar, para ser todo aquello que no somos y volver a ser quienes somos. Si las costumbres de cada país son como un pequeño tropiezo el idioma es una barrera una división. Para mi es tan importante la comunicación entre los seres...que echo a volar en dirección esquimedes un mundo donde todo lo que imaginemos puede ser, y yo me pierdo en ese mundo donde las palabras no son necesarias....

    Besitos y amor.
    je

    P.D.

    Me gusto mucho tu presentación.

    ResponderEliminar
  3. Inés, por lo que veo tu vida, vuestra vida, no se diferencia mucho de la mía, sólo que yo estoy guardado en la Cordillera, en la Argentina... medio retirado, medio activo, muy golpeado, pero feliz de estar en paz conmigo mismo... Te mando un fuerte abrazo y que Dios te/los proteja. Víctor

    ResponderEliminar